Aún no recuerdo en qué momento de mi vida, tomé consciencia de lo afortunada que he sido y de querer que los demás tengan las mismas oportunidades que yo he tenido: amor de familia extendida, cobertura de necesidades básicas como alimentación, salud, vivienda, educación y vestido, e incluso tener el privilegio de participar en actividades recreativas con frecuencia.
Definitivamente, un tablón en el andamio de lo que ahora puedo vivir es consecuencia de las decisiones que mis antepasados familiares tomaron respecto a la educación.
Reflexionando al respecto, sin el afán de juzgar, caí en cuenta de la evolución que ha vivido mi familia en el aspecto educativo:
✏️ Mis abuelos maternos son originarios del área urbana de la ciudad capital y los paternos del área rural; ninguno de ellos tuvo la oportunidad de estudiar. Ambas familias fueron numerosas: 10 y 14 hijos, respectivamente.
✏️ Los hermanos de mi mamá terminaron sus estudios a nivel primario, ella fue la primera y única en llegar a la universidad; sin embargo, a partir del momento en que nací, ella ya no pudo completar sus estudios de Profesorado debido a la inversión de tiempo y gastos que implicaba mi crianza, además de tener que trabajar.
✏️ Del lado de mi papá, no todos sus hermanos terminaron la primaria. Mi papá tuvo que dejar la casa de los abuelos para estudiar la primaria en un internado; él cuenta que no fue fácil y poco a poco he ido comprendiendo lo difícil de esa separación y el impacto que tuvo para mi papá, siendo un niño de apenas 9 años. Con becas de estudios continuó estudiando hasta completar la maestría. Sin duda alguna, su ejemplo motivó a uno de sus hermanos, quien siguió estudiando hasta graduarse de licenciatura. Además, mi papá promovió que su hermana más pequeña terminara sus estudios de Profesorado en la universidad.
✏️ Recuerdo muy bien que, con frecuencia, mis papás mencionaban que ellos querían para mí y mis hermanos lo que ellos no tuvieron, por lo que además de la educación habitual de lunes a viernes, también recibimos otros cursos complementarios como inglés y natación.
Ahora veo cómo, la diversidad en los grados académicos alcanzados por la generación que me antecede (mis papás y tíos), ha influido directamente en las oportunidades de desarrollo personal que tanto yo, como mis hermanos y primos, tenemos en la actualidad, especialmente, en el acceso a herramientas que procuran nuestro bienestar.
Y tú, ¿has pensado en qué generación de tu familia se dio ese parteaguas que marcó el paso hacia un portal de mejores oportunidades?
Yo he podido presenciar cómo se van abriendo portales de oportunidades para muchas familias de Purulhá a través de los programas de educación, nutrición, salud y desarrollo comunitario de Yo’o Guatemala. Es evidente el aumento gradual del bienestar individual y familiar en la primera generación de jóvenes becados que terminó el ciclo diversificado, la siguiente generación que ahora está estudiando en la universidad, una tercera generación que está por ingresar a la universidad y los casi 100 estudiantes de primaria y secundaria que desde el 2021 ingresaron al programa “Qa Tzoleb’aal – Nuestra Escuela”.
Para mí, cada amanecer representa una ocasión para contribuir con una “gota de agua” que sea útil y se transforme en una nueva oportunidad.
Hoy, te invito a que consideres invertir tu tiempo y recursos en aportar al bienestar de la comunidad, como “gotas de agua” que se transformarán en acceso a educación y contribuirán a mejorar el futuro de alguna niña o niño, a través de organizaciones que busquen la sostenibilidad.
Ayudarnos y acompañarnos mutuamente nos hace menos egoístas y nos lleva a buscar el bien común. Ese es el bienestar que permitirá desarrollar las capacidades de personas mejor preparadas y con valores, quienes podrán administrar eficientemente los recursos públicos en el futuro y ayudarán a incrementar el desarrollo humano de nuestro país, de forma sostenible. 💚